Gamela coruxeira
Publicado: Dom Oct 12, 2014 9:47 am
Esta es la última embarcación tradicional gallega que hago, dentro de la colección de estas embarcaciones que comencé en el año 2010.
No se cual será me próximo proyecto, alguno será por que en mi tiempo libre no se que hacer que no sea maquetas, pero espero que este foro siga activo y mostraros en él, el trabajo que resulte.
Como este embarcación es originaria de, Corujo, una parroquia de la ciudad donde vivo, Vigo, y como no es una embarcación demasiado antigua, no me ha sido difícil investigar su historia y conocer detalles curiosos de todo lo que rodeaba a la coruxeira, me ha salido una sinopsis un poco larga que espero que os guste.
Saludos
Gamela coruxeira
Historia:
La gamela coruxeira se convirtió desde su aparición, allá por los años 45-50 del pasado siglo XX, y por derecho propio, en una de las embarcaciones gallegas con título de tradicional.
Esta embarcación debe su denominación a que aparece en las playas de la parroquia viguesa de Corujo – Coruxo en gallego- como una evolución de las ya existentes chalanas, muy semejantes a la embarcación que nos ocupa pero de proa afilada. La gamela tiene la proa plana, como la popa pero con un poco menos de manga; pero la coruxeira se diferencia del resto en un elemento que solo portaba ella: el vivero para el cebo. Los viejos pescadores que faenaron con estas barcas sostienen con cierta vehemencia que: “¡ si la gamela no tiene vivero, será gamela, pero no es coruxeira!” . Algunas equipaban hasta dos viveros.
Éstas embarcaciones se construyen en pequeños astilleros, la mayoría cercanos al mar. Encima de una pequeña playa de Corujo llamada Fuchiños, se situaba el astillero de Alvarito, desaparecido hace años, que si no fue el primero, si es uno de los primeros en construir estas barcas. Alvarito trabajaba acompañado de un cuñado, pero debido al éxito de las coruxeiras, se incorporaron al tajo sus hijos, llegando a fabricarse entre 14 o 15 unidades al año. Este dato da una idea de la cantidad de gamelas que se construyeron.
No está claro el por qué de la aparición de ésta embarcación en Corujo y que le da su nombre particular. Probablemente algún marinero de ésta parroquia encargó la primera barca con aquellas características tan particulares y dado el acierto de aquel diseño, sus vecinos imitaron su iniciativa.
Las coruxeiras se varaban en la playa de Fontaiña, de tal manera, y debido a su gran número, que los bañistas que acudían y aún acuden a esta playa, la conocen más por su apodo –Las Barcas- que por su propio nombre.
Los armadores de estas embarcaciones se dedicaban casi en exclusiva a la pesca, con cebo vivo, de la lubina o robaliza, de ahí la necesidad de equipar un vivero a bordo. Hubo un tiempo que éstos pescadores (robaliceros) eran tantos, que casi llegaron a formar cofradía propia.
Los cebos que utilizaban eran los pescados denominado bolo (Ammodytes lanceolatus) y bogón (Atherina presbyter), que en Galicia se llama piarda. Dado que el bogón no aguantaba mucho tiempo con vida en el vivero, el bolo era el preferido por su mayor resistencia a mantenerse vivo en cautividad.
En la ría de Vigo había barcos de mediano porte –entre 8 y 10 metros- que se dedicaban a la pesca del bolo y que luego vendían a los robaliceros. El Tragamar, barco con base en Cesantes, parroquia del Ayuntamiento de Redondela, y el Peixeiro, con base en Cangas de Morrazo, eran dos de los barcos que suministraban este cebo.
Hay que destacar que la conservación del bolo vivo, aunque no muy complicada, requería de observar algún detalle muy particular. Uno de estos detalles era la arena que se depositaba en el fondo del vivero para que el bolo se enterrara en ella; pues bien, esta arena no podía ser cualquiera, tenía que ser un árido que el pez aceptara y ésta se conseguía en muy pocos lugares. En la ría de Vigo, los robaliceros iban, cuando había mareas vivas, a la playa de Temperans, contigua a la muy conocida de Limens y aprovechando la marea baja acudían a una poza que no llegaba a quedar en seco, donde extraían esa arena junto con algún bolo que allí estaba refugiado . En la ría de Aldán también existía alguna poza de estas, pero a los robaliceros de Vigo les quedaba muy a desmano.
Otro de los detalles que había que tener en cuenta para la conservación del bolo, era la de mantener el agua del vivero constantemente renovada. Esto se conseguía con unos orificios en el banzo que comunicaban el vivero con el mar. Por razones obvias, las gamelas que no varaban se debía a que tenían a bordo cebo vivo, de ahí que quedaran fondeadas en un puerto cercano a Corujo: Canido. Las demás se iban a la playa de Fontaiña y allí quedaban varadas.
La pesca de la robaliza era sencilla: un sedal aparejado con un poco de plomo y un anzuelo cebado con un bolo. Se lanzaba a la rompiente, donde merodean las robalizas, y se portaba poco a poco incitando al pez a atacar. Generalmente la gamela estaba ocupada por dos pescadores, donde uno se ocupaba de los remos y el otro del aparejo de pesca. Las piezas capturadas se depositaban en el corredor de la barca, previo remate del pez (desnucándolo) y de vez en cuando, con la xáxula (el achicador), se remojaban para mantenerlos frescos.
La robaliza de las coruxeiras estaban mucho más valoradas que la de los barcos de mayor porte, ya que, al ser una pesca por unidad, el pescado no se aplastaba entre si, como ocurre en la pesca con aparejos de red. Tanto es así, que este pescado no pasaba por lonja; iba directamente a la báscula del remitente que siempre las aceptaba de muy buen grado.
Los robaliceros trabajaban siempre de día y por ello se protegían la cabeza con una pamela en vez de la tradicional boina. Ello les daba una imagen muy particular y los marineros que se dedicaban a otras artes les apodaban “rusos”. No he conseguido averiguar la relación que tenía la pamela con el noble pueblo eslavo. Quizás el mote quiera señalar las analogías entre las diferencias pamela - boina y los gallegos con los rusos. Lo que si viene a demostrar este detalle, es la marcada costumbre que hay entre las gentes de mar a poner motes.
Hoy día la pesca de la robaliza es minoritaria, pero hubo un tiempo que su ejercicio motivó grandes desafíos entre sus numerosos practicantes. Esta pesca dejo nombres como: Olegario, Muñequita, Durán, Clemente, Enrique el del Tartana (Tartana era el nombre del barco), Patouro y muchos más, que aún son mencionados en las tertulias de los veteranos marineros de Corujo y Canido.
Datos técnicos:
Como todas las embarcaciones tradicionales gallegas, la madera de pino era la base de construcción de las gamelas, pero a diferencia de otras embarcaciones que podían emplear otro tipo de madera, ésta estaba construida íntegramente en esta madera.
Su construcción era muy sencilla; carecía de una quilla tradicional; portaba entre 5 o 6 cuadernas muy simples; los bancos hacían las veces de baos; y el banceado se componía, por cada banda, de dos piezas enteras de proa a popa. El corredor que se instalaba de proa a papa, terminaba de dar robustez a una estructura bastante sencilla.
Medían alrededor de 5 metros de eslora por 1,8 metros de manga.
Aparejaba una vela mística para los desplazamientos largos y en la zona de faena, se propulsaba a remo.
Las gamelas coruxeiras se embreaban por dentro para proteger la madera, pero por fuera se pintaban de colores vivos. Esta circunstancia hacia que, tanto en los lugares de pesca, como en las playas donde se varaban, se creara una estampa peculiar, tanto por el colorido de las embarcaciones, como por el olor que desprendía la brea. Esta particularidad, confería a estos arenales un aroma especial.
Construcción de la maqueta:
En la construcción de la maqueta he empleado madera de pino. Boj en unos pequeños detalles: la roldana de la pasteca de proa, las tomas de agua del vivero y las anillas de popa por donde pasa la driza de la vela. Los palos y la caña del timón, están hechos de ramitas de granado.
En el paso a paso que colgaré en este foro en el apartado “La grada; Proyectos paso a paso a partir de planos: Barcos ya terminados” os muestro y os explico con más detalle las diferentes etapas de construcción de esta maqueta.
Un último dato: en su construcción he empleado 88 horas para la gamela y 11 horas para el marinero, a lo largo de 41 días. Como todas las maquetas de esta colección (embarcaciones tradicionales gallegas), está hecha a escala 1:35.
No se cual será me próximo proyecto, alguno será por que en mi tiempo libre no se que hacer que no sea maquetas, pero espero que este foro siga activo y mostraros en él, el trabajo que resulte.
Como este embarcación es originaria de, Corujo, una parroquia de la ciudad donde vivo, Vigo, y como no es una embarcación demasiado antigua, no me ha sido difícil investigar su historia y conocer detalles curiosos de todo lo que rodeaba a la coruxeira, me ha salido una sinopsis un poco larga que espero que os guste.
Saludos
Gamela coruxeira
Historia:
La gamela coruxeira se convirtió desde su aparición, allá por los años 45-50 del pasado siglo XX, y por derecho propio, en una de las embarcaciones gallegas con título de tradicional.
Esta embarcación debe su denominación a que aparece en las playas de la parroquia viguesa de Corujo – Coruxo en gallego- como una evolución de las ya existentes chalanas, muy semejantes a la embarcación que nos ocupa pero de proa afilada. La gamela tiene la proa plana, como la popa pero con un poco menos de manga; pero la coruxeira se diferencia del resto en un elemento que solo portaba ella: el vivero para el cebo. Los viejos pescadores que faenaron con estas barcas sostienen con cierta vehemencia que: “¡ si la gamela no tiene vivero, será gamela, pero no es coruxeira!” . Algunas equipaban hasta dos viveros.
Éstas embarcaciones se construyen en pequeños astilleros, la mayoría cercanos al mar. Encima de una pequeña playa de Corujo llamada Fuchiños, se situaba el astillero de Alvarito, desaparecido hace años, que si no fue el primero, si es uno de los primeros en construir estas barcas. Alvarito trabajaba acompañado de un cuñado, pero debido al éxito de las coruxeiras, se incorporaron al tajo sus hijos, llegando a fabricarse entre 14 o 15 unidades al año. Este dato da una idea de la cantidad de gamelas que se construyeron.
No está claro el por qué de la aparición de ésta embarcación en Corujo y que le da su nombre particular. Probablemente algún marinero de ésta parroquia encargó la primera barca con aquellas características tan particulares y dado el acierto de aquel diseño, sus vecinos imitaron su iniciativa.
Las coruxeiras se varaban en la playa de Fontaiña, de tal manera, y debido a su gran número, que los bañistas que acudían y aún acuden a esta playa, la conocen más por su apodo –Las Barcas- que por su propio nombre.
Los armadores de estas embarcaciones se dedicaban casi en exclusiva a la pesca, con cebo vivo, de la lubina o robaliza, de ahí la necesidad de equipar un vivero a bordo. Hubo un tiempo que éstos pescadores (robaliceros) eran tantos, que casi llegaron a formar cofradía propia.
Los cebos que utilizaban eran los pescados denominado bolo (Ammodytes lanceolatus) y bogón (Atherina presbyter), que en Galicia se llama piarda. Dado que el bogón no aguantaba mucho tiempo con vida en el vivero, el bolo era el preferido por su mayor resistencia a mantenerse vivo en cautividad.
En la ría de Vigo había barcos de mediano porte –entre 8 y 10 metros- que se dedicaban a la pesca del bolo y que luego vendían a los robaliceros. El Tragamar, barco con base en Cesantes, parroquia del Ayuntamiento de Redondela, y el Peixeiro, con base en Cangas de Morrazo, eran dos de los barcos que suministraban este cebo.
Hay que destacar que la conservación del bolo vivo, aunque no muy complicada, requería de observar algún detalle muy particular. Uno de estos detalles era la arena que se depositaba en el fondo del vivero para que el bolo se enterrara en ella; pues bien, esta arena no podía ser cualquiera, tenía que ser un árido que el pez aceptara y ésta se conseguía en muy pocos lugares. En la ría de Vigo, los robaliceros iban, cuando había mareas vivas, a la playa de Temperans, contigua a la muy conocida de Limens y aprovechando la marea baja acudían a una poza que no llegaba a quedar en seco, donde extraían esa arena junto con algún bolo que allí estaba refugiado . En la ría de Aldán también existía alguna poza de estas, pero a los robaliceros de Vigo les quedaba muy a desmano.
Otro de los detalles que había que tener en cuenta para la conservación del bolo, era la de mantener el agua del vivero constantemente renovada. Esto se conseguía con unos orificios en el banzo que comunicaban el vivero con el mar. Por razones obvias, las gamelas que no varaban se debía a que tenían a bordo cebo vivo, de ahí que quedaran fondeadas en un puerto cercano a Corujo: Canido. Las demás se iban a la playa de Fontaiña y allí quedaban varadas.
La pesca de la robaliza era sencilla: un sedal aparejado con un poco de plomo y un anzuelo cebado con un bolo. Se lanzaba a la rompiente, donde merodean las robalizas, y se portaba poco a poco incitando al pez a atacar. Generalmente la gamela estaba ocupada por dos pescadores, donde uno se ocupaba de los remos y el otro del aparejo de pesca. Las piezas capturadas se depositaban en el corredor de la barca, previo remate del pez (desnucándolo) y de vez en cuando, con la xáxula (el achicador), se remojaban para mantenerlos frescos.
La robaliza de las coruxeiras estaban mucho más valoradas que la de los barcos de mayor porte, ya que, al ser una pesca por unidad, el pescado no se aplastaba entre si, como ocurre en la pesca con aparejos de red. Tanto es así, que este pescado no pasaba por lonja; iba directamente a la báscula del remitente que siempre las aceptaba de muy buen grado.
Los robaliceros trabajaban siempre de día y por ello se protegían la cabeza con una pamela en vez de la tradicional boina. Ello les daba una imagen muy particular y los marineros que se dedicaban a otras artes les apodaban “rusos”. No he conseguido averiguar la relación que tenía la pamela con el noble pueblo eslavo. Quizás el mote quiera señalar las analogías entre las diferencias pamela - boina y los gallegos con los rusos. Lo que si viene a demostrar este detalle, es la marcada costumbre que hay entre las gentes de mar a poner motes.
Hoy día la pesca de la robaliza es minoritaria, pero hubo un tiempo que su ejercicio motivó grandes desafíos entre sus numerosos practicantes. Esta pesca dejo nombres como: Olegario, Muñequita, Durán, Clemente, Enrique el del Tartana (Tartana era el nombre del barco), Patouro y muchos más, que aún son mencionados en las tertulias de los veteranos marineros de Corujo y Canido.
Datos técnicos:
Como todas las embarcaciones tradicionales gallegas, la madera de pino era la base de construcción de las gamelas, pero a diferencia de otras embarcaciones que podían emplear otro tipo de madera, ésta estaba construida íntegramente en esta madera.
Su construcción era muy sencilla; carecía de una quilla tradicional; portaba entre 5 o 6 cuadernas muy simples; los bancos hacían las veces de baos; y el banceado se componía, por cada banda, de dos piezas enteras de proa a popa. El corredor que se instalaba de proa a papa, terminaba de dar robustez a una estructura bastante sencilla.
Medían alrededor de 5 metros de eslora por 1,8 metros de manga.
Aparejaba una vela mística para los desplazamientos largos y en la zona de faena, se propulsaba a remo.
Las gamelas coruxeiras se embreaban por dentro para proteger la madera, pero por fuera se pintaban de colores vivos. Esta circunstancia hacia que, tanto en los lugares de pesca, como en las playas donde se varaban, se creara una estampa peculiar, tanto por el colorido de las embarcaciones, como por el olor que desprendía la brea. Esta particularidad, confería a estos arenales un aroma especial.
Construcción de la maqueta:
En la construcción de la maqueta he empleado madera de pino. Boj en unos pequeños detalles: la roldana de la pasteca de proa, las tomas de agua del vivero y las anillas de popa por donde pasa la driza de la vela. Los palos y la caña del timón, están hechos de ramitas de granado.
En el paso a paso que colgaré en este foro en el apartado “La grada; Proyectos paso a paso a partir de planos: Barcos ya terminados” os muestro y os explico con más detalle las diferentes etapas de construcción de esta maqueta.
Un último dato: en su construcción he empleado 88 horas para la gamela y 11 horas para el marinero, a lo largo de 41 días. Como todas las maquetas de esta colección (embarcaciones tradicionales gallegas), está hecha a escala 1:35.