El tablero MDF es muy tóxico, tiene un aspecto como de cartón prensado.
¿Hasta qué punto es preocupante?
El formaldehído es un compuesto químico que irrita los ojos y las mucosas (nariz, garganta). Los riesgos para los trabajadores que están en contacto con formaldehído son elevados: la exposición aguda causa envenenamiento y puede ser letal si se exceden las 100 ppm. En el interior de las viviendas, las concentraciones fruto de la emisión desde los materiales son bajas, del orden de 0,05 ppm, y los posibles síntomas asociados básicamente son lagrimeo, goteo nasal, dolor de garganta, estornudos, accesos de tos, dificultad para conciliar el sueño, nausea, dolor de cabeza, fatiga, bronquitis y dificultades respiratorias. Principalmente afecta a personas sensibles o que padezcan afecciones como asma y rinitis, en cuyo caso puede agravar los ataques o los síntomas.
Otro de sus principales efectos es que causa sensibilización alérgica, es decir que la exposición constante a formaldehído puede estimular nuevas sensibilidades o agravar alergias ya existentes. Provoca sensibilización tanto a él mismo como frente a otras sustancias químicas, para las que disminuye el umbral en el que se sufren las reacciones alérgicas.
Estos efectos por el momento no están demostrados de manera concluyente, aunque sí lo está su efecto cancerígeno. El formaldehído está clasificado como cancerígeno de categoría 3, es decir, que es un probable carcinógeno humano, en base a los experimentos de laboratorio y los estudios epidemiológicos realizados. Esto es así incluso para la exposición prolongada a bajas concentraciones, como es el caso de la contaminación interior de las viviendas. Así pues, los motivos son suficientes para tratar de evitar esta sustancia en nuestro hogar, aunque sea amparándonos en el principio de precaución.
