Lisura del casco

[victor amo]

Cuando tenemos un barco delante, es usual que muchos nos fijemos instintivamente en el aspecto de la superficie de su casco y, si está hecho de acero, podremos apreciar en él ciertos abultamientos rectilíneos verticales y horizontales que a cualquiera le pueden causar – debido a este aspecto visual - una mala impresión del barco, pese a que tales abultamientos son absolutamente normales, aunque el barco sea de construcción reciente (ver imagen 1). Esto no ocurre con embarcaciones hechas de poliéster y fibra de vidrio, cuya superficie del casco suelen tener una excelente lisura, pues el comportamiento de estos materiales es muy diferente al del acero. La falta de lisura del casco de los barcos de madera, se debe generalmente a un escaso trabajado superficial de su forro tras su acabado, pues es una operación relativamente cara, no siempre susceptible de rentabilizar, como ocurre, por ejemplo, con ciertas deslumbrantes embarcaciones de recreo y, como no, con los modelos bien hechos.
Alguno puede preguntarse ¿y que tiene que ver eso con el modelismo naval? La respuesta es ¡mucho!, pues he visto multitud de magníficos trabajos en los que sistemáticamente su autor menciona – generalmente con resignación – la palabra lijar y emplastecer, dos actividades con las que nunca he disfrutado, especialmente con la segunda, de la que siempre he tratado de huir; hay que tener en cuenta que los modelos sin pintura – los acabados con barniz transparente – no lo admiten.
Describiré ahora una de las causas de los lijados excesivos y el de los emplastes, sean estos excesivos o no. Para ello me referiré a la imagen 2, en la que está representada la cuaderna de un modelo forrado con tracas (bances, como se llaman en otros lugares) de madera de 4 mm de anchura; en la zona señalada con el círculo rojo, la abertura o separación de sus cantos – marcada con la cota “a” en la ampliación del círculo que se ve en la imagen 3 – es de unos 0.3 mm. Pero si la traca tuviese 8 mm en vez de 4 mm, esa misma separación estaría comprendida entre 0.6 y 0.9 mm. Estos datos están referidos a un radio de curvatura aproximado de 32 mm, obviamente, si la cuaderna tuviese en esa zona una curvatura menor, la cota “a” también sería mayor para ambas anchuras de traca; de aquí, la importancia de definir su anchura antes de comenzar a forrar pues, observando la imagen 3, será necesario, cuando menos, eliminar por lijado las zonas marcadas en verde.
Bajo el punto de vista del lijado, todavía es más crítico el caso de las curvaturas cóncavas de cuaderna, tal como ocurre en la zona de popa de muchas embarcaciones, tal como la mostrada en la imagen 4. La imagen 5, es una ampliación de la zona delimitada por el circulo de la 4, en la que está marcado en verde la parte de las tracas que sería necesario eliminar por lijado para que cualquier corte de su superficie fuera continuo y no poligonal, algo todavía más acusado si el radio de curvatura de la cuaderna en ese sitio fuera menor, como se aprecia en la imagen 6.
Otra causa de los excesivos lijados es el corte descuidado del borde de las cuadernas; ejemplo de esto se muestra en la imagen 7. La cuaderna debería haberse cortado siguiendo la línea azul exterior, pero por descuido o despiste, fue cortada por la roja y sin rectificación posterior, lo que dio lugar al correspondiente abultamiento en la superficie del forro, obligando al modelista a “darle a la lija” hasta eliminar los excesos señalados con el rayado en verde de la imagen 8, que es una ampliación de la zona marcada con el circulo, de la 7.
Otro originador de tiempos de lijado adicionales, es la ausencia de chaflán en alguna cuaderna de las situadas en los finos de proa y popa. La imagen 9 muestra un fragmento del corte de la proa de un modelo, paralelo a su plano de flotación; el canto de estribor de la cuaderna del medio no está achaflanado, y las dimensiones mostradas son reales. Estas condiciones provocaran un henchimiento en el forrado del modelo en esa zona de la cuaderna, cuya flecha será de 0.8 mm, lo que requerirá un lijado adicional para eliminar todo el área pintada en rojo.
Mencionaré también un generador de lijados no deseados, tal como ocurre si el espesor de las tracas no es el mismo para todas ellas. La imagen 10 representa el fragmento de una sección de forrado por la zona de pantoque de una cuaderna, en la que se aprecia una traca de mayor espesor que las demás; es obvio que será necesario lijar para enrasarla con las de su entorno. Se produce este mismo resultado cuando la traca no queda perfectamente adherida a la cuaderna, que además provoca un adelgazamiento indeseable del espesor del forro (ver imagen 11).
A todos los contratiempos que he señalado, hay que agregar las inhabilidades que pueda tener el modelista que, desgraciadamente, suele sumarse a alguno o a todos esos contratiempos.
Finalmente diré que un método rápido y barato para comprobar la lisura de la superficie de un forrado, es dirigiendo el haz de luz de una linterna de mano en dirección paralela a la superficie que se quiere comprobar; su eficacia es incontestable.
Perdón por el tostón.
Saludos a todos,
V. Amo

[gerardo navarro]

excelente aclaración e explicación maestro, Yo soy uno que los cascos me quedan como pocillo de loco je je je, yeo por tu escrito algunos causales en mi caso, voy a tomar nota y archivar tu apunte..

Saludos y gracias por el aporte..